Consigna 3 a.
Collage, extracto, poema, periódico, tijeras, artículo, corte, palabras, agite, bolsa, copie, imagen, escritor.
Le hago otra propuesta:
Róbese un periódico y tome las tijeras.
Si no tiene tijeras use los dedos de su mano
Abra el periódico al azar
y elija un artículo que no la represente.
Corte palabras que no le inspiren nada
y guárdelas en una bolsa.
Agite varias veces.
Forme otro collage.
Más suyo,
más gracioso.
Vamos a intentarlo.
Saque una palabra.
Copie en un papel.
Hágase un poema.
Imagen de letras,
extracto de nada.
Es un escritor,
comprométase
con todo
y agite nuevamente.
Saque más palabras,
que caigan como quieran,
que vuelvan,
que se vayan,
y para terminar,
explore bien la bolsa.
Si no quedan palabras
¡ya tiene el poema!
Pero si todavía está buscando la bolsa,
entonces, olvídese de todo
porque el juego terminó.
***
Consigna 3 b. – Foto gama
Feliz viaje, por Azul Pacheco
Boca arriba en mi cama, cierro los ojos y me pienso lejos. Tanto, que apenas visualizo el oscuro y cerrado horizonte que proyecto.
Por más que me esfuerzo, sigo estática, viendo la negrura que se esparce y cubre todos mis pensamientos.
La mente puede viajar, decía el libro que leí la otra noche…
Me concentro y obligo a pensarme en un lugar remoto.
No hay caso. Sigo en la cama.
Me desconcentro totalmente.
Así y todo, insisto en pensarme lejos a pesar de que sigo en la cama, con los ojos cerrados, pensando sólo en eso.
¿Dónde habré dejado el libro que enseñaba a viajar con el pensamiento? De inmediato mi mente recorre la casa buscándolo.
Desde la cama, voy revisando cada rincón de las habitaciones. En la biblioteca no está, tampoco en el armario de la cocina, ni en la mesa de luz ni debajo de los sillones.
El libro no aparece y sin darme cuenta, aún tirada en la cama, lustro los muebles y ordeno los papeles del escritorio, leo la receta de una torta de nueces y llamo por teléfono al gasista porque el calefactor está manchando la pared del living.
Vuelvo a recordar el libro. ¿Dónde lo habré dejado? Busco dentro de las cajas arrumbadas en el placard del baño. Las reviso una por una y me invade la nostalgia. ¡Cuánta historia desterrada de mis recuerdos!
Guardo todo y voy a buscar una escalera para mirar arriba del ropero en el dormitorio.
Entonces me veo a mi misma tirada en la cama con los ojos cerrados.
Recuerdo que estoy tratando de viajar con la mente y que no logro, siquiera, visualizar el cartel de “Feliz Viaje” a la salida del pueblo.
Collage, extracto, poema, periódico, tijeras, artículo, corte, palabras, agite, bolsa, copie, imagen, escritor.
Le hago otra propuesta:
Róbese un periódico y tome las tijeras.
Si no tiene tijeras use los dedos de su mano
Abra el periódico al azar
y elija un artículo que no la represente.
Corte palabras que no le inspiren nada
y guárdelas en una bolsa.
Agite varias veces.
Forme otro collage.
Más suyo,
más gracioso.
Vamos a intentarlo.
Saque una palabra.
Copie en un papel.
Hágase un poema.
Imagen de letras,
extracto de nada.
Es un escritor,
comprométase
con todo
y agite nuevamente.
Saque más palabras,
que caigan como quieran,
que vuelvan,
que se vayan,
y para terminar,
explore bien la bolsa.
Si no quedan palabras
¡ya tiene el poema!
Pero si todavía está buscando la bolsa,
entonces, olvídese de todo
porque el juego terminó.
***
Consigna 3 b. – Foto gama
Feliz viaje, por Azul Pacheco
Boca arriba en mi cama, cierro los ojos y me pienso lejos. Tanto, que apenas visualizo el oscuro y cerrado horizonte que proyecto.
Por más que me esfuerzo, sigo estática, viendo la negrura que se esparce y cubre todos mis pensamientos.
La mente puede viajar, decía el libro que leí la otra noche…
Me concentro y obligo a pensarme en un lugar remoto.
No hay caso. Sigo en la cama.
Me desconcentro totalmente.
Así y todo, insisto en pensarme lejos a pesar de que sigo en la cama, con los ojos cerrados, pensando sólo en eso.
¿Dónde habré dejado el libro que enseñaba a viajar con el pensamiento? De inmediato mi mente recorre la casa buscándolo.
Desde la cama, voy revisando cada rincón de las habitaciones. En la biblioteca no está, tampoco en el armario de la cocina, ni en la mesa de luz ni debajo de los sillones.
El libro no aparece y sin darme cuenta, aún tirada en la cama, lustro los muebles y ordeno los papeles del escritorio, leo la receta de una torta de nueces y llamo por teléfono al gasista porque el calefactor está manchando la pared del living.
Vuelvo a recordar el libro. ¿Dónde lo habré dejado? Busco dentro de las cajas arrumbadas en el placard del baño. Las reviso una por una y me invade la nostalgia. ¡Cuánta historia desterrada de mis recuerdos!
Guardo todo y voy a buscar una escalera para mirar arriba del ropero en el dormitorio.
Entonces me veo a mi misma tirada en la cama con los ojos cerrados.
Recuerdo que estoy tratando de viajar con la mente y que no logro, siquiera, visualizar el cartel de “Feliz Viaje” a la salida del pueblo.
Texto: Azul Pacheco / Artista: ©María Pía Corral
Taller: El Perdido digital 2016 / Consigna 3 b. – Foto: gama
Campus virtual Biblioteca Popular / Coordina: Julia Martín
Proyecto: El Perdido LEE