¡Bienvenidos!

En esta página encontrarán todas las novedades sobre los talleres. Estén atentos.

Arrepentimiento. Por Bárbara Fischer Farías. Consigna 4, Nivel A - Módulo 4


Un accidente de auto me dejó inmóvil por varios meses, me había despertado rodeado de aparatos que indicaban que estaba vivo. Me encontraba solo en la habitación 115. Nadie en meses había venido a verme y los médicos no sabían nada de mí.

Esa mañana en que desperté, comencé a recorrer la habitación con la mirada, de pronto viajé al pasado, donde me veía rodeado de amigos y familiares, no entendía por qué entonces estaba solo si mis recuerdos decían otra cosa, recordé tener amigos y una gran familia ¿Dónde estaban todos ellos?

Tratando de darme vuelta en la cama, ya inquieto de esa posición, me aferré a la almohada y traté de pensar en que todo era un sueño, que lo que estaba viviendo era una pesadilla y que no debía temer.

Entonces recordé quién era, no pude evitar sentir vergüenza y asco de mi mismo. Mi vida había cambiado hacia un tiempo, antes de sufrir este accidente yo mismo me había encargado de alejar a toda mi gente, mi reputación se había acabado por la traición cometida a mi esposa, en mi mente solo resonaban sus gritos ¿Cómo pudiste? ¡¿Cómo pudiste hacerme esto?!

La noche anterior al accidente, el romance oculto con mi cuñada había salido a la luz, todo se nos había ido de las manos y ya no podíamos esperar a vernos fuera de la casa, como veníamos haciéndolo desde hacía años.

Esa noche ella y yo quedamos solos en casa, mi esposa había salido de cena con sus amigas pero volvió más temprano de lo normal y así fue, nos encontró en pleno acto, no podíamos negar ni intentar explicar nada. Lo había visto todo.
Después de una terrible discusión con mi esposa, ella me echó de la casa que compartíamos con la familia, tomé las llaves de mi auto y sin más tuve que irme.

Después de meses de rehabilitación —ya que mis huesos habían quedado hechos añicos— logré salir de la clínica. Me enteré por un conocido, que mi amante también había sido expulsada de la casa. Ya no había remedio, estábamos pagando por el error cometido. Experimenté el precio de la soledad y la vergüenza, el arrepentimiento me invadió y no tardé en hundirme en llanto y desesperanza. Como no me había dado cuenta antes que mi pecado me llevaría a la ruina, había perdido toda mi hermosa familia, estaba solo en el mundo, la mujer que me había acompañado por años ya no estaba a mi lado.

Que sería de mí, me pregunté. Sin trabajo, sin casa, sin nadie que me apoyara. Pues solo me quedaba seguir adelante, lo peor ya lo había pasado, al estar al borde de la muerte.

Ahora solo me queda cargar con la culpa de haberlo destruido todo pagando un precio muy alto: la soledad absoluta.



Bárbara Fischer Farías
Modalidad: a distancia
Nivel A – Módulo: 4, consigna 4 alfa
Campus Virtual – Profesora: Julia Martín
Biblioteca Popular “José A. Guisasola”
Agosto de 2015

Rincón Literario Facebook Pinterest Contacto El Perdido LEE Bibliopeque Bibliopeque itinerante